Cuentan de un sabio que un día,
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna,
yo en este mundo vivía
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna,
de suerte más importuna?
Piadoso me ha respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
Nota: fragmento de "La vida es sueño".
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